martes, 31 de julio de 2012

Renace el judaísmo laico


Fuente: Nueva Sión

Luego de décadas en que los judíos libres del “cumplimiento de las mitzvot” dejaron el judaísmo en manos de las corrientes religiosas, ya sean las ortodoxas o bien las más liberales y modernas, el siglo XXI es testigo del apasionante renacimiento gradual y paulatino del judaísmo secular.
El pormenorizado análisis del autor, desmenuza desde el proceso sociológico que integra al mismo tiempo la idea de la aldea global con el comunitarismo y las particularidades, hasta los comienzos históricos del llamado judaísmo rabínico y el porqué la palabra “rabino” también puede ser utilizada como un término laico.
Por Lic. Andy Faur*


Al cabo de muchos años en que aquellos miembros de la comunidad que se sienten libres del cumplimiento de preceptos religiosos de origen divino, llámense mitzvot, dejaron el judaísmo en manos de las corrientes ortodoxas, por un lado, y también en las de corrientes religiosas más liberales y modernas por otro, varios sectores de este judaísmo libre han decidido tomar el “toro por las astas”, que no significa sino revitalizar otra alternativa de identificación étnica y cultural claramente mayoritaria, válida, legítima, abierta, pluralista y humanista.
Ya casi nadie cree en la fórmula mitológica de que existe "un judaísmo" (el ortodoxo-halájico-rabínico, vale aclarar), y la estructura de las sociedades actuales y las comunidades de Occidente permiten la existencia de una variedad de judaismos, en donde cada uno aporta desde su  particularidad a esta diversidad cultural.
Hablando particularmente del judaísmo secular, en la última década se crearon: Ieshivot laicas, Beit Midrash de estudios judíos humanistas, grupos de estudio de espíritu pluralista, con gran cantidad de sitios de internet que se ocupan del tema. El público judío laico, humanista, progresista y liberal busca alternativas no religiosas a su identidad cultural, y hay para los mismos cada vez mas espacios y alternativas.

Pero, ¿qué es lo que propone este judaísmo como cultura? Lo que propone es una visión amplia, pluralista y crítica del judaísmo, basada tanto en sus fuentes históricas como en la creación cultural judía moderna y contemporánea. Es una cosmovisión abierta e incluyente de los judíos, en donde cada uno pueda expresar el judaísmo como lo entiende y en forma igualitaria.
Lo central aquí es el trabajo sobre los contenidos judíos. El rescate de la pluralidad de fuentes a través de la historia del pueblo hebreo, de las tradiciones y su re-creación constante.
Se definiría como la forma de ver el judaísmo en "Technicolor", en una variedad de colores y no solo "en blanco y negro", como hay ciertos sectores que nos lo quieren hacer ver.

Desde sus orígenes históricos, el judaísmo siempre fue variado, heterogéneo, plural, contradictorio. Esto lo podemos verificar en casi toda la literatura creada por los judíos a través de las generaciones: En la Biblia y en el Talmud, en la Mishna y con los sabios, las discusiones entre rabinos, las distintas respuestas a una misma pregunta, una variedad infinita de tradiciones y costumbres, grupos, corrientes y versiones diferenciadas a través de todo su devenir. Ni hablar de lo que es y representa el judaísmo en la actualidad...
El judaísmo laico implica una visión actual, adaptada, que integra los valores culturales humanistas de la sociedad occidental moderna junto a las fuentes, la historia y las tradiciones milenarias de nuestro pueblo.
Y a partir de esta definición, ¿quién es un judío laico? Es toda aquella persona que se define como tal, que se siente parte a la historia y del destino del pueblo judío, que entiende que el judaísmo es su cultura histórica y nacional, y que su identidad no está supeditada ni sometida a preceptos de origen divino, pero que a su vez le importa y cuida de las tradiciones, valores y festividades que son parte integral de su moderna y variada identidad cultural.

En estas épocas de globalizaciones y multiculturalismos, estamos siendo testigos de un fenómeno sociológico simultáneo: por un lado, las personas quieren ser "parte del mundo", de la "aldea global"; y por el otro, hay una búsqueda intensiva de comunitarismo y de particularidades. Y este fenómeno no exime a los judíos. Tanto en Israel como en la diáspora, los judíos están sedientos de identidad y van en busca de alternativas y respuestas. Así, estamos presenciando el fortalecimiento de los sectores ortodoxos más fundamentalistas y retrógrados, al mismo tiempo que surgen comunidades y versiones New Age, y tambien el judaísmo laico aparece como una alternativa real y válida para aquellos que se identifican con la misma.

Y así como no hay un sólo judaísmo, tambíen "la comunidad judia" clásica, como la conocemos desde hace más de un siglo y medio, está terminando su ciclo histórico y se está pasando a una etapa en donde los judíos se van reorganizando y agrupando en "comunidades judías" de acuerdo a sus preferencias, ideologías, identidades, etnias y demás. Lo que llamaríamos "una comunidad de comunidades" y en donde el judaísmo laico ocuparía un lugar importante, sino para todos, por lo menos para una gran parte de los judíos que se identifican y quieren vivir como tales.
Los rabinos laicos humanistas
Si bien a priori la idea de un rabino laico puede parecer una paradoja, un oxímoron, haciendo un poco de historia se puede entender mejor el tema. Es necesario ir a las fuentes para ver los comienzos del término "rab" o "rabino". Dicho concepto, que no existía en la época bíblica, se comenzó a utilizar en forma corriente a partir del exilio y la diáspora posteriores a la destrucción del Segundo Templo de Jerusalén, en el año 70 e.c., a la par de la conformación de las nuevas "comunidades" que se iban creando a medida que los judíos exilados llegaban a distintos países y se instalaban en ellos. Estas nóveles agrupaciones de judíos necesitaban de un liderazgo político, comunitario y religioso, y los encargados de esta última parte pasaron a denominarse "rabinos".

La primera vez que encontramos este concepto en forma específica data del siglo II de la e.c., en la Mishná. Allí se refiere a un "rab" básicamente como maestro, aquel que enseñaba a sus discípulos las fuentes y las nuevas costumbres y tradiciones judías. Con el correr de los siglos, el rol de rabino fue ampliándose y se convirtió en líder religioso y conocedor e interpretador de las fuentes y la ley judía; por ende, en autoridad reconocida en asuntos de "judaísmo". Es interesante notar que dicho rol se fue implementando paralelamente al desarrollo de la "religión judía", que se empezó a conformar en dicha época, a partir de la necesidad de los judíos dispersos de encontrar sustituto a la vida diaria que llevaban en Eretz Israel, que giraba alrededor del Templo y sus rituales (sacrificios, peregrinaciones y demás).
Ahora, que el Templo ya no existe y el centro espiritual y político de los judíos fue destruido, surge la necesidad de reemplazarlo. Este reemplazo se realizó en varios ámbitos y en forma gradual: la sinagoga, como lugar de culto, tomó el lugar del Templo; los rezos, el lugar de los sacrificios; las festividades, el lugar de las peregrinaciones y donaciones; y, por supuesto, están los rabinos, que tomaron el lugar del Sumo Sacerdote y sus lugartenientes como autoridad reconocida. Estos fueron los comienzos históricos del llamado judaísmo rabínico que, con ciertas modificaciones, es el que conocemos hasta el día de hoy. Los "rabinos" de aquellas épocas (sabios, ancianos y gente de jurisprudencia halájica), fueron básicamente los encargados de crear y adaptar este “nuevo judaísmo” a las nuevas condiciones de vida de los judíos en los distintos países, y es por ellos que el concepto quedó tan arraigado a lo religioso y lo ritual, a pesar de que su origen es otro.

En la antigüedad llegaron a existir tres denominaciones para este rol, dependiendo del origen: Rabán, concepto usado por la escuela del sabio Hillel; Rabí, de las escuelas galileas; y Rab, de las escuelas orientales de origen y tradición babilónica. Las últimas dos se distinguían por el rito de ordenación. En Galilea no se requería Smijáh (ordenación rabínica formal), mientras que en la otra sí. De este modo, eran conocidos los dirigentes de las sinagogas judías, aunque a otros todavía no ordenados, pero reconocidos como autoridades, se les llamaba Talmid Jajam (Discípulo del sabio).

A partir de la era moderna, del siglo XIX en adelante, la función del rabino pasó a ser la de guía espiritual y organizador comunitario en el sentido más amplio del concepto. Un rabino se ocupa de ayudar a los judíos a desarrollar su vida espiritual y cultural de acuerdo a sus necesidades y convicciones respecto a su identidad judía. Los orienta y ayuda a celebrar los eventos del ciclo de vida, como ser nacimientos, maduración, casamientos, como así realizar ceremonias de entierro y duelo. También instruye a festejar y dirige los eventos del calendario hebreo.

Como vimos más arriba, originalmente el rol de rabino no tiene necesariamente relación con el culto religioso. Por un lado, el rabino es un funcionario comunitario; y por otro, gran parte de las expresiones religiosas de la cultura judía, como ser rezar o la misma realización de ceremonias como el casamiento, no necesitan obligatoriamente de la presencia de un rabino, sino simplemente la de un minián. Rabino entonces es el término con que la cultura judía denomina al "guía, maestro, autoridad intelectual o quien brinda apoyo espiritual".

Ya a mitad del siglo XVII empezamos a ver los primeros testimonios de judíos críticos de las convenciones de entonces, quienes intentar ver y analizar el judaísmo desde una perspectiva abierta y libre de preconceptos. De más está decir que el exponente más conocido, profundo y creativo de esta tendencia, fue el filósofo judío-portugués-holandés Baruj de Spinoza.
A partir de entonces y hasta el día de hoy, se suceden cantidad de escritos y pensamientos, que intentan ver al judaísmo en forma crítica, abierta y pluralista. Lo que nunca pasó es que este judaísmo (a diferencia de las corrientes religiosas modernas como la reformista o el movimiento conservador) se transformó en una "corriente" orgánica, organizada y establecida como tal.

Entiendo que nos encontramos en una etapa histórica particular, en la que se está conformando y estableciendo una "nueva-vieja" corriente dentro del judaísmo, la laica-secular-humanista, que va tomando fuerza y vigor tanto en Israel como en distintos países de la diáspora.
¿Y que tiene esto que ver con los rabinos laicos? Los judíos laicos, al igual que el resto, tienen necesidad e interés de vivir, festejar y desarrollar su identidad judía particular. Y así llegamos al punto de entender que si un movimiento quiere conformar una corriente y fortalecer y desarrollar comunidades judías laicas-humanistas, tiene la necesidad de formar y poner a la cabeza de las mismas a líderes capacitados, ya sea cultural, organizacional y profesionalmente, y a estos los denominaron "rabinos laicos - humanistas".
¿Y por qué llamarlos rabinos entonces? ¿Por qué no llamarlos guías espirituales, líderes, directores, etc.? Creería que por dos razones básicas: la primera es que el judaísmo laico intenta retomar y recrear las raíces del judaísmo histórico, y hemos visto como el término que utilizó la cultura judía para nombrar a un líder, maestro o guía de la comunidad, es el de "rabino", y por ello es que lo toma. Por otro lado, viendo como este término ha sido desvirtuado de su significado original y vinculado exclusivamente al ámbito religioso del judaísmo, es una buena oportunidad de devolverlo a su concepción primigenia y demostrar que también se lo puede utilizar como un término laico, sin quitar méritos ni menoscabar a nadie.

Hoy existen en el mundo dos institutos de formación de rabinos laicos-humanistas, que funcionan bajo la supervisión del Instituto de judaísmo laico humanista. El primero y más antiguo está en Detroit, EE.UU. Fue fundado en 1985 por Sherwin Wine z"l, creador del Movimiento judío laico humanista, que ha formado ya más de 50 personas entre rabinos humanistas, educadores y líderes. El segundo es Tmura, que funciona en Jerusalén desde el año 2004, y que ya ha ordenado a 24 rabinos, todos ellos en funciones.

Sólo el tiempo nos dirá si el movimiento judío laico humanista se transformará en una corriente viva y relevante dentro de Israel y las comunidades de la diáspora, y si sus rabinos tomarán posiciones importantes y relevantes tanto a nivel ideológico como de contenidos y se la podrá contar entre las opciones válidas y legítimas para una gran parte de los judíos del mundo que se definen como tales.

*Docente y Coordinador de Proyectos Educativos.

jueves, 19 de julio de 2012

AMIA: REPORTAJE A MAURICIO ROSENCOF, ORADOR INVITADO AL ACTO DE MEMORIA ACTIVA

Extraído de Página 12

“La memoria es una barricada”

Uruguayo, ex preso político, escritor, dramaturgo, poeta, ex ministro de Cultura de Montevideo, habla el martes para honrar “a extraordinarios militantes judíos que quiero reivindicar” como parte de la “lucha por los derechos humanos”
Por Raúl Kollmann
“Yo creo que estamos en deuda con lo que es la vieja izquierda, que tuvo una presencia muy importante de la colectividad judía. Hay mil jóvenes desaparecidos durante nuestras dictaduras de origen judío. En las brigadas internacionales que lucharon contra el fascismo, el 25 por ciento eran judíos. Y yo me crié entre sastres, zapateros, carpinteros que hablaban en idish. Trabajadores con una conciencia clara. En honor a ellos voy a hablar en el acto de Memoria Activa recordando a las víctimas de la AMIA.” Las palabras provienen de Mauricio Rosencof, poeta, dramaturgo, ex dirigente del Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros; compañero del presidente uruguayo José “Pepe” Mujica a lo largo de los once años de encarcelamiento en que fueron rehenes de los militares uruguayos. El objetivo de la dictadura era enloquecerlos, metiéndolos en pozos, en la famosa La Sala 8 (título del último libro de Rosencof) y moviéndolos de un lado a otro para destruir su moral. Como se verá en el diálogo con Página/12, a los 79 años, Rosencof exhibe su espíritu indomable.
“La lucha rioplatense por los derechos humanos es una de las grandes causas del humanismo universal –ha dicho muchas veces el ex ministro de Cultura de Montevideo–. La memoria es una barricada para el Nunca Más.”
–¿Lo tendremos entonces el martes a las 18 hablando en el acto convocado por los familiares de Memoria Activa?
–Así es. Acepté la invitación en honor a esos extraordinarios militantes judíos que quiero reivindicar. Cuando hubo que luchar contra el fascismo, allí fueron los 15.000 integrantes de las Brigadas Internacionales que combatieron en España contra la invasión franquista y los aviones nazis. El 25 por ciento eran judíos y tenían un batallón propio en el que había una publicación en idish. En esa tradición, luego fue fundamental la presencia de compañeros judíos en el Partido Comunista Uruguayo, en el Partido Socialista Uruguayo y en el Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros. Un poco se ha diluido ese recuerdo y hay que rescatarlo. ¿Sabía usted que en las Brigadas Internacionales hubo 54 muertos uruguayos? ¿Y sabía que diez eran judíos? Hay que recobrar la voz de todos ellos. Por esa tradición es que hoy tenemos ministros judíos en el gabinete del presidente Mujica.
–¿Usted nació a la política en ese ambiente?
–Claro. Mi papá era bolchevique. Así se reivindicaba. Hablaba polaco, español e idish. Era del Sindicato Unico de la Aguja, el de sastres, aunque él decía que era un de-sastre. Se leía el diario en idish, Unzer Frend, y el local del sindicato lleva el nombre de un sastre que está enterrado en el cementerio de La Paz, en Canelones, y en la tumba en lugar de la estrella de David hay una hoz y un martillo. Hay que tener en cuenta que venimos de ahí. Por eso, mi presencia en el acto por las víctimas de la AMIA es emocional, en mi caso. Es recordar y poner las cosas en su sitio. Las voces de los judíos de izquierda no tienen la presencia que tuvieron y que tienen que tener.
–¿El sentido de su presencia tiene que ver con la resistencia de los familiares de las víctimas?
–Por supuesto. Yo tengo como referente moral y de resistencia a Mordejai Anilevich, en el alzamiento del Gueto de Varsovia; a Primo Levi, que luchó contra los nazis junto a sus estudiantes y luego dio ese ejemplo de ética de la resistencia en Auschwitz. Piense que Rosa, la hermana de mi padre, fue la única sobreviviente de su familia. Todos murieron en los campos de concentración. Raúl Sendic, mi amigo y gran dirigente de Tupamaros, decía en aquel entonces que tomaba como modelo a los kibutzim de Palestina. Shimon Peres fue secretario general de la Internacional Socialista. Por eso hay que recordar, a los luchadores judíos, a aquellos mil militantes judíos de- saparecidos y a las víctimas de los dos atentados de Buenos Aires. Es lo que me llevó a aceptar la invitación. Soy uruguayo hasta las patas, gardeliano, tanguero. Y soy judío.
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